El rostro es la mejor carta de presentación y solo hay una oportunidad…
para causar el impacto que se quiere. Desde los 30 años la cara y el cuello comienzan a envejecer, pero existen tratamientos adecuados para cada caso, para verse y sentirse siempre mejor.
Esto incluye una amplia gama de cirugías faciales como las rinoplastias (cirugía estética y funcional de la nariz), las mentoplastias (reposicionamiento del mentón), las bichectomias (adelgazamiento de mejillas), las lobuloplastias (corrección del desgarro del lóbulo de la oreja por aretes pesados) y las otoplastias (orejas prominentes).
También se deben tener en cuenta procedimientos no quirúrgicos como las microdermoabrasiones, los peelings superficiales, los hilos tensores, los microneedlings, láseres, la radiofrecuencia, además del perfilado y/o voluminización de los labios, uno de los tratamientos más solicitados hoy en día.
Me he especializado en alcanzar efectos discretos y naturales, logrando siempre cambios sutiles y ligeramente perceptibles para conseguir resultados fantásticos. Combino mis conocimientos para hacer diagnósticos y procedimientos integrales, fundamentados en las necesidades de mis pacientes.
Actualmente verse bien no es cuestión de géneros, y tanto hombres como mujeres acuden a mi consultorio porque saben cuál es la diferencia y cómo tratarla. Hoy en día los hombres también quieren proyectar una imagen fresca, dinámica y radiante en su entorno y me consultan buscando obtener resultados que mejoren visualmente su aspecto sin que sea notorio, realzando estratégicamente los rasgos varoniles como son las líneas rectas, las formas anguladas y los bordes marcados. Gracias a un completo estudio fotográfico y gesticular, los cambios más frecuentes en la mandíbula, las bolsas de los parpados, la nariz, las mejillas, las cejas, la frente y los labios, se logran a la perfección.
Además de los procedimientos y tratamientos ya mencionados, hay una serie de opciones para pacientes que presentan descolgamientos y flacidez en la piel. Las bichectomias son ideales para “adelgazar” las mejillas y la rinoplastia son las más solicitadas. También existen las blefaroplastias superiores e inferiores (para extraer grasa y exceso de piel de los párpados) en pacientes entre los 35 y 65 años.
Una de mis técnicas favoritas mínimamente invasiva es la biomodelación, o escultura facial con Ácido Hialurónico, para corregir imperfecciones de la nariz, modelar el contorno facial, realzar pómulos, recuperar el volumen perdido en el proceso de envejecimiento, rejuvenecer la mirada, atenuar arrugas, surcos, pliegues, ojeras, cicatrices, asimetrías y líneas de marioneta.
Ofrezco siempre a mis pacientes, además de entrenamiento y experiencia, varias opciones quirúrgicas y no quirúrgicas pero innovadores, como lo son los materiales de relleno, equipos médicos de última tecnología, los estimuladores de colágeno o los hilos tensores que dan estructura de soporte a los tejidos descolgados.